martes, 10 de noviembre de 2015

Qué es la fe

En cierto sentido, la fe no es religión, sin embargo la religión está basada en la fe. Si queremos comprender la religión, debemos estudiar qué es fe. Para ello recurriremos a los escritos cristianos, el Nuevo Testamento. En la epístola a los hebreos leemos:

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.1

Según esta definición, la fe es un sentimiento de seguridad o certeza en algo que no es evidente. De manera que el objeto de la fe, como sentimiento, es un conjunto de entidades y acontecimientos metafísicos. Más adelante el autor de Hebreos nos informa:

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.2

Nótese que el autor de esta carta se está dirigiendo no aquellas personas que se preguntan si Dios existe, según él Dios no se agrada de los escépticos. Más bien el creyente, según el apóstol, debe acercarse a Dios creyendo que existe y que recompensará a los que le buscan. La fe, por lo tanto, no está basada en evidencias físicas, ni en milagros, al contrario de lo que podamos suponer. Una fe basada en milagros es considerada como débil. Por ejemplo, tenemos el episodio de Tomás metiendo los dedos en las llagas de Cristo resucitado. Tomás era inclinado a la duda, y sólo cuando tocó el cuerpo resucitado de su maestro, creyó.

Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.3

¿De dónde surge entonces la fe? Los escritos de los apóstoles señalan que la fe surge de oir la palabra:

"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios".4

De manera que la exposición a las doctrinas religiosas es parte fundamental de la fe. Todo comienza escuchando a una persona entendida en las doctrinas o leyendo las sagradas escrituras. Sin embargo, para los escritores cristianos el oir no es meramente la recepción intelectual del mensaje religiosos, es además una experiencia mística. Según los apóstoles del cristianismo cuando una persona era expuesta a la doctrina cristiana, el Espíritu Santo estaba obrando en ella. Esta obra era una especie de pulso entre el Espíritu Santo y el sentido crítico la persona. Sí la persona cedía, entonces llegaba a la convicción de que Cristo había muerto por sus pecados y que Dios la adoptaba como hijo o hija.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.5

Todo esto parece sencillo, sin embargo, resulta evidente que es un sistema cerrado. Para tener fe en Dios hay que creer que él existe y que recompensará a los que le buscan, las personas que creen que Dios existe y que es bondadoso han escuchado la palabra de Dios. Aquí no hay lugar para la duda. Están descartadas automáticamente preguntas sobre la autenticidad de los escritos sagrados o sobre la existencia de Dios. Estas cosas no surgen de la fe, sino de la razón, la cual abordaremos en otra entrada.

Referencias

  1. Hebreos 1:1. RVR60.
  2. Hebreos 1:6. RVR60.
  3. Juan 20:29. RVR60.
  4. Romanos 10:17. RVR60.
  5. Romanos 8:15,16. RVR60.

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